Seguro que llevas tiempo corriendo, puede que incluso años, y desde hace tiempo estás estancado. Tus marcas no mejoran. Y, lo que es peor, a menudo tienes molestias incómodas, o te lesionas con frecuencia.
Todo esto te debería hacer reflexionar. ¿ Estaré haciendo algo mal? ¿ O habrá algún detalle que otros corredores tengan en cuenta y yo no?
La respuesta es clara: sí, hay algo importante que no estás haciendo, y es porque nadie te lo ha comentado o porque nunca te lo habías planteado.
Es curioso porque cuando comenzamos una actividad nueva, un deporte o una habilidad que desconocemos, damos por hecho y natural que alguien nos debe explicar cómo funciona aquello, qué técnica debemos aprender para realizar correctamente nuestra nueva afición. Y sin embargo, nadie asume que correr tiene su propia técnica y precisa de un aprendizaje que nos lleve a correr de forma satisfactoria, Es decir, que nos produzca mejoras y, sobre todo, que evitemos esas lesiones o molestias que tanto nos desagradan.
Es cierto que correr es un gesto natural en el ser humano. Por supuesto. Probablemente de niños corremos bien, sin saberlo. Pero hay una serie de circunstancias, entre ellas la excesiva amortiguación de las zapatillas modernas (terrible paradoja), que hace que desaprendamos lo que es natural. Nuestra biomecánica se transforma, dejamos de realizar los gestos correctos y eso nos provoca lesiones.
Por eso es tan importante que os pongáis en manos de alguien que os enseñe a correr bien, que os inculque la técnica de carrera adecuada. Pensad que un atleta profesional practica la técnica casi a diario. Por algo será. Es la única manera de mejorar vuestros registros con salud y de evitar en gran parte todas esas lesiones que tan habituales son en los corredores populares. Poneos a ello.
